miércoles, 28 de octubre de 2009

PATRIMONIO CULTURAL Y NATURAL(1)

LOCALIDAD: NEPEÑA-PROVINCIA: SANTA
DEPARTAMENTO: ANCASH
PAÍS: PERÚ

PATRIMONIO CULTURAL:

NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE

PATRONA DEL VALLE DE NEPEÑA:



  • CREACIÓN DEL PUEBLO
  • LA BENDICIÓN DE TENERLA A ELLA COMO PROTECTORA
  • NUESTRO MANANTIAL PIPI QUE ES VIDA

HISTORIA DE LA VIRGEN, LA PATRONA DE

NEPEÑA Y SU TEMPLO LEYENDA

Por los años 1585, el Rey de España Felipe II obsequió al Perú algunas imágenes; y el Arzobispo de Lima, Santo Toribio se encargó de distribuirlas: Un Cristo para la Villa de Santa; una Virgen de Nuestra Señora de la Natividad, para el pueblo de Guadalupe; y una Virgen del Rosario para el valle de Saña, entre otros lugares; siendo remitidos estos sagrados bultos, como no podía ser de otro modo, a lomo de mula. Los arrieros llegaron sin novedad a la posta de Huambacho, encontrándose a la sazón de Corregidor don Diego de Acevedo y de Cacique, Susuy, pernoctando allí, para continuar viaje muy de madrugada. Al día siguiente, a poco de haber caminado, se dieron cuenta los arrieros de que faltaba, precisamente, la mula que portaba la efigie de Nuestra Señora de Guadalupe. Sorprendidos y presas de un pánico indescriptible, se lanzaron a la búsqueda por todas direcciones. Al tercer día fatigados y exhaustos, y dándose por perdidos, se constituyeron ante el Corregidor a manifestarle lo ocurrido. El Corregidor igualmente sorprendido por la noticia tan inesperada, procedió de inmediato a mandar un propio ante el Arzobispo, dándole a conocer el hecho. Pero, el Arzobispo, sin perder su serenidad habitual, ordenó que los arrieros siguieran viaje hasta el lugar de su destino, sin perjuicio de que las autoridades y vecinos del lugar de los sucesos, continuaran buscando la efigie perdida. A los 21 días, y cuando ya la calma y la resignación se estaba apoderando de los corazones, se presentó un indígena ante el Cacique, y le reveló que junto a El Castillo había visto una mula, sin carga y que no se dejaba coger. La noticia fue transmitida, sin demora, al Corregidor, quien, con solicitud encomiable organizó una pequeña expedición colocándose a la cabeza, junto con el indígena denunciante, y se dirigió al lugar indicado, en el que, efectivamente, pacía tranquila la mula, a la sombra de un bosquecillo a inmediaciones del manantial Pipí.

La mula viéndose rodeada ya de cerca, se remontó a un montículo de algarroba, donde se encontraba la carga, junto al aparejo, como colocados adrede. No es para contada la alegría y satisfacción que experimentó en ese momento el Corregidor. Inmediatamente se procedió a poner el aparejo a la mula, que cedió mansamente, a todo. Luego 6 hombres se presentaron a levantar la carga, pero fue en vano; se agregaron otros más, y no pudiendo tampoco moverla, exclamaron al unísono ¡Ni peña!. Se intentó por tercera vez, junto con el mismo corregidor, y no consiguiendo nada, asimismo volvieron a repetir ¡Ni peña!.
Por un momento todos quedaron como evetados; se hizo un silencio profundo. El Corregido, interrumpiendo, levantó la voz y dijo: Dejad esta preciosa carga! No la mováis! Aquí levantaremos un templo ala Virgen de Guadalupe, que será nuestra madre y protectora; y fundaremos un pueblo que se llamará NI PEÑA, que todos hemos pronunciado espontáneamente.

Se construyó una choza provisional, debajo de la cual se guardó la imagen hasta que el cura Asencio de San Galeano dio principio a la construcción del templo, dedicado a la advocación de la Virgen de Guadalupe, mediante limosnas y el concurso de los fieles que acudían al trabajo. Pero paralizada la obra sólo a media jornada, por falta de fondos, pese al entusiasmo y sacrificios del Párroco, y cuando éste desesperaba por obtener recursos, a cualquier costo, para dar cima a sus anhelos, se dio de improviso un humildísimo indígena, bastante entrado en años. El Padre lo trató, como sabía hacerlo con todos sus fieles; y el indígena gratamente impresionado por la forma y manera como había sido recibido por tan ejemplar sacerdote, se permitió decirle: Que le pasa? ¿Por qué lo veo tan sombrío? A lo que el Padre, humildemente, contestó: Siento morirme con la pena más honda de no ver terminado el templo; necesito dinero para pagar a los braceros y proseguir los trabajos. Conmovido el indígena, volvió bruscamente la cabeza y le dijo; le daré todo lo que necesite, pues deseo verlo contento y cumplidos sus deseos. Mañana a esta misma hora (eran las 2 de la tarde) le aguardaré aquí.

El Padre Asencio lleno de fe, tornó al día siguiente al lugar indicado, donde fue recibido por Andrés Vilka que así se llamaba el indígena reconocedor por una confidencia que le hiciera su padre, de un tesoro oculto e inviolable, quien el indígena rogó al P. Asencio, que previamente lo absolviese e implorará a Dios perdón por la violación de un secreto a él confiado, teniendo en consideración que así procedía solo en gracia al templo a construirse, dedicado a la madre de Cristo. Luego le demandó aceptara como única condición se dejara vendar los ojos para ser conducido al lugar donde se ocultaba el tesoro. Aceptada la propuesta, le vendó los ojos, y con una soga lo condujo de tal modo que perdiera la orientación. Bajaron ambos por unos escalones muy anchos de piedra, y cuando ya estuvieron en el lugar preciso, Vilca encendió luz y le dijo al Padre que se quitara la venda, y tomara el dinero conveniente, indicándole los lugares donde se encontraban el oro y la plata. El P. Asencio tomó algunos paralepípedos de oro, que a manera de ladrillos estaban acomodados.

Salió en seguida con los ojos vendados nuevamente procurando recordar los52 pasos que había dado para ingresar en la mazmorra. En un lugar apartado se despidió, tiernamente, el indígena para no volver a ser visto jamás. Con tal fortuna el Padre Asencio continuó con toda voluntad y decisión los trabajos del templo, que guarda la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, en el mismo lugar donde se erguía el algarrobo, bajo el cual fuera encontrada. Años mas tarde Ni Peña, fue cambiado por Nepeña.

El Párroco San Galiano legó, asimismo, a favor de la Virgen de Guadalupe de Nepeña 26 fanegadas del fundo Huaraico, que adquirió para que sus rentas sirvieran a la conservación del culto de la patrona de Nepeña, reparación del Templo y aseo de su sacristía. Fr. Bartolomé de León con idénticos fines, legó 2 suertes de tierras; 35 fanegadas del fundo La Carbonera y 25 de Tierra Firme. Estos bienes debían ser administrados por el Párroco de Nepeña, según la voluntad inviolable de los testadores.

La Virgen de Guadalupe es llamada así porque estaba destinada al pueblo de Guadalupe.

NOTA: En los documentos antiguos se escribe ENE-PEÑA nombre compuesto de los vocablos quechua: INI, crecer y PIÑA, bravo o terrible. Cuando lo visitó Santo Toribio, en 1593, se llamaba todavía ENEPEÑA. Contaba entonces con 64 almas, inclusive 25 indios tributarios, 2 reservados.

LA DANZA DE MOROS Y CRISTIANOS EN NEPEÑA

La “Danza de Moros y Cristianos”, se celebra cada cinco años, que coincide con la Fiesta de Bajada. Se ignora si en realidad ha sido siempre así. No se tienen documentos archivados acerca de la “Danza de Moros y Cristianos”; antiguamente era transmitido de padres a hijos, actualmente se ha dado facultad a todos los jóvenes que deseen participar en ella para que así no se pierda esta tradición. No se conoce con precisión la fecha que se da inicio a la fiesta de Danza de Moros y Cristianos. Pero se comenta “que por los años 1700, en este pueblo vivía un español oriundo de la provincia de Galicia. En uno de los viajes que realizó a su tierra natal, junto a varios españoles que habitaban en el pueblo; se desató una gran tempestad y el galeón que navegaba estuvo a punto de naufragar; cuando se pensaba que todo estaba perdido; los navegantes, a invitación de este español se pusieron a rezar con gran fervor a la “Virgen de Guadalupe de Nepeña”. y, como mandado del cielo, la tempestad fue desapareciendo y vino una gran calma. Se cree que a su regreso de Galicia, su pueblo natal, en agradecimiento al milagro realizado, trajo a la celebración de la “Fiesta a la Virgen de Guadalupe” la escenificación de la “Danza de Moros y Cristianos” a Nepeña, y la celebró todos los años que Dios le concedió vida.

Según los testimonios de los participantes en la Danza y los pobladores de Nepeña, el drama escenificado de la lucha entre Moros y Cristianos gira sobre las Cruzadas Cristianas ya afianzadas en Tierra Santa, listas para entrar en combate para rescatar los santos lugares de Jerusalén. Comienza con cánticos de ambas bandas y después de una ardua lucha, termina con la rendición de los Moros que siguen con un canto lastimero por su derrota que al final son bautizados. Se dice que antes se usaban sables de verdad, pero era tanto el entusiasmo de los danzantes que llegaban a herirse entre ellos, por eso ahora se utilizan sables de madera.

Es una hermosa representación, antes lo hacían montados a caballo. Actualmente a pie en un ambiente amplio y a la vista del público, con el fin de que aprecien en todo su esplendor esta hermosa danza. El marco de la fiesta se desenvuelve en la plaza de Armas frente al Templo, lugar de veneración a la imagen de la “Virgen de Guadalupe”.

Hemos tratado de contar con datos y testimonios sobre la danza, pero los participantes no cuentan con mucha información. Entre los que se recuerdan: Pío Márquez, Mariano Cano, Emilio Meléndez. Como Directores artísticos están: Mariano Cano, Emilio Meléndez, Fernando Carrillo. Además se cuenta con una directiva; quienes no necesariamente son protagonistas de la danza, cuyos integrantes son también damas del lugar. Antes era una comisión adjunta del Comité Central de la Fiesta Patronal, pero desde hace algunos años se elige una directiva aparte, dedicada solo a preparar la escenificación de la danza, entre ellos se puede recordar a: Rómulo Solari, Elías Luarte, Miguel Meléndez, Emilio Segovia, Víctor Díaz, Anselmo Laos, Guillermo Neciosup. (Los tres últimos fallecidos).

El vestuario que se utiliza en la Danza, se confecciona con los mismos colores y características que nos han legado nuestros ancestros, dándole realce y elegancia.

Hay tres formas de contar con el vestuario para la danza: Una es que el danzante lo adquiera, Dos: que la familia del danzante subvencione los gastos del vestuario y la última una madrina se lo obsequie; esta opción se ha arraigado mucho; son las madrinas quienes diseñan y cosen dos vestuarios, obsequiándolos a los “ahijados” para ser usados en los días 8 y 9 de setiembre de cada cinco años en que se realiza la escenificación de la danza de Moros y Cristianos.

MOROS Y CRISTIANOS con sus vistosas y elegantes vestimentas

La Danza en su desarrollo, esta representado por dos espacios: el “campo Moro” y el “campo Cristiano”, cada “campo” cuanta con siete danzantes. Y son:

CAMPO MORO:

  • REY SOLIMÁN
  • PRIMER EMBAJADOR TALFÉ
  • SEGUNDO EMBAJADOR MUSTAFA
  • CARLIN
  • ASEN
  • ALI
  • CAMPEON VALIENTE:
CAMPO CRISTIANO
  • REY GODOFREDO
  • PRIMER EMBAJADOR TANCREDO
  • SEGUNDO EMBAJADOR BALDIR
  • EUSTAQUIO
  • ROBERTO
  • CONDE TOLOSA
  • RICARTE DE NORMANDIA
INTEGRANTES DEL CAMPO MORO
(AÑO DE BAJADA 2000)

INTEGRANTES DEL CAMPO CRISTIANO
(AÑO DE BAJADA 2000)

RENDICIÓN DEL CAMPO MORO
(AÑO DE BAJADA 2005)

EMBAJADOR TALFE DE CAMPO MORO
(AÑO BAJADA 2005)

DANZA ENTRE MOROS Y CRISTIANOS
(AÑO BAJADA 2005)

0 comentarios:

Publicar un comentario

Buscar este blog